jueves, 28 de febrero de 2008

Proyección de "Niños que nunca existieron" en el cine Capitol


Hoy día 28 de Febrero, a las 22:30 horas, tendrá lugar la proyección del cortometraje Niños que nunca existieron, en los cines Capitol de Madrid.Como sabéis, el trabajo está dirigido por David Valero, quien compartirá velada con otros cuatro cortometrajistas para presentarnos sus trabajos:Final(Hugo Martín Cuervo), La espera (Carlos Agulló), Acción reacción( David Ilundain Areso) y Wasp( Andrea Arnold).
Todos los que áun no hayáis tenido la oportunidad de disfrutar de Niños que nunca existieron, quedáis emplazados a esta cita.Allí nos vemos.

lunes, 21 de enero de 2008

La venganza de Park Chan Wook



Aquellos ávidos lectores de este blog con un mínimo de destreza visual y de observación, se habrán percatado de que uno de mis realizadores de cabecera( y dado el caso, nunca mejor dicho) es Park Chan Wook: director de una filmografía no muy extensa, que en poco tiempo se ha convertido en referente de un cine sin concesiones, de una estética muy cuidada, que a la vez contiene el sello del celuloide que nos llega de Oriente.


Parte de su filmografía está dedicada a intentar comprender el mecanismo que da lugar a la venganza, como sentimiento intrínseco al ser humano. Tres films con acercamientos diferentes a esta temática, construídos con personajes bien definidos que poseen un gran universo interior.

Por todo esto, decidí dedicar mi trabajo final del curso de crítica cinematográfica a Park Chan Wook, y más concretamente a su "trilogía de la venganza".

Liliana Sáez, profesora de Aula Crítica, me ofreció poder publicar este trabajo en Kinephilos, proyecto que dirige con gran entusiasmo y que cumple ahora dos años. Lugar imprescindible para todo aquel que se considere cinéfilo, por lo que os animo a que os paséis por este delicioso rincón y disfrutéis del cine de otra manera.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Rec


Había leído y escuchado en varios foros, y más aun a mi llegada a Sitges, que Rec, el último proyecto codirigido por Jaume Balagueró y Paco Plaza, daba mucho miedo. Frente a estas opiniones, me suelo mostrar bastante escéptica. Ya he caído en la trampa muchas veces. Grandes comentarios de marketing, apostillados por los grandes del género sobre películas que resultan ser mediocres, para mí ya no tienen ningún valor. Aun así, son tantas las ganas de dar con una cinta que produzca auténtico pavor, que no queda más remedio que lanzarse a la piscina y probar. Las filmografías de Balagueró y Paco Plaza no son de mis preferidas (me quedaría con Los sin nombre, Balagueró, 99), unido a lo difícil que es olvidar el trabajo en común que llevaron acabo en 2002 estos dos jóvenes directores. Tan terrorífico, que después del tiempo transcurrido, sigue poniendo el vello erizado a cualquiera. Si, estoy hablando de OT la película.

A pesar de estos antecedentes nada prometedores, decidí ir al estreno donde presentaron la película, tanto los directores, como el resto del equipo artístico. En Sitges se respiraba la expectación, todo apuntaba a que lo que íbamos a ver podía ser bueno de verdad. Antes de pasar a hablar más en detalle sobre la película, anticiparé algo sin titubear: Rec consigue algo que muy pocos han logrado en los últimos tiempos, dar miedo de verdad. Hacía mucho que no experimentaba auténtico terror frente a la gran pantalla. Tras decir esto, un consejo que suelo llevar a la práctica cuando me enfrento a un nuevo film, y más si es de género fantástico y de terror: no leer ni escuchar información acerca del argumento. Siempre es arriesgado, algunos no saben contener los dichosos spoilers.

En este caso concreto, la parte inicial guarda una especial inquietud y un enigma por el desconocimiento de lo que está ocurriendo. Tras una presentación en la que vemos a dos reporteros que se preparan para pasar una jornada con un equipo de bomberos y seguirles en las emergencias que surjan durante la noche, la alerta por fin salta y a través de la cámara que lleva al hombro uno de los reporteros somos testigos directos, vemos de primera mano lo que ocurre en ese edificio del que viene la emergencia. La cámara, que es un personaje más, es nuestro cordón umbilical, nos nutrimos de esos momentos que se inician justo ahí, en ese preciso instante en el que entra por nuestra retina. Por que este es uno de los ingredientes básicos para que la tensión vaya en aumento según avanza la película: la inmediatez.
Estamos inmersos en un mundo donde las noticias, nos llegan con una rapidez y facilidad pasmosas. En cualquier rincón aguarda un reportero para captar la noticia y hacernos partícipes de ella a través de imágenes. Sin imagen, no hay noticia. Una fecha clave en este sentido, fueron los atentados del 11 de Septiembre. No necesitamos que nadie nos contase cómo se habían desarrollado los hechos. Cada uno de nosotros, a miles de kilómetros, asistimos en primera persona a la colisión de esos dos aviones con las torres. Ese es el éxito. Mostrar lo nunca visto, mostrar la noticia según se está produciendo.
Rec está concebida bajo este concepto. Sentados en la butaca, somos partícipes de lo que está ocurriendo, somos el fin por el que esos periodistas deciden grabar todo lo que acontece en el interior de ese edificio. Quieren mostrárnoslo, hasta las últimas consecuencias. Y nosotros muy fácilmente adoptamos el rol. Lo que vemos resulta tan real y cercano, que entramos en el juego, es imposible no estremecerse. La cinta que vemos está en bruto, la labor de postproducción es mínima, por esta razón, los propios directores han emparentado el formato resultante de su trabajo más con Holocausto caníbal que con el Proyecto de la bruja de Blair.


Un aspecto importante para conseguir esa naturalidad y que el resultado fuese creíble, fue la elección de los actores. Se centraron en que tuviesen gran facilidad para la improvisación y en que fuesen caras desconocidas, que no pudiésemos asociar con otros papeles anteriores. En concreto, a la actriz principal Manuela Velasco, solo podríamos relacionarla con su trabajo previo de reportera en el programa Cuatrosfera.

La película está rodada de forma lineal. Los actores principales no llegaron a tener nunca el guión completo. Se enfrentaban día a día a situaciones desconocidas que iban sorteando sobre la marcha, de forma que gran parte de lo que ha resultado es improvisado. Sin duda, una propuesta arriesgada por el rigor de su planteamiento, mediante la práctica de un realismo exacerbado. Existe un entendimiento y un reflejo del mecanismo de lo que se viene a llamar “tele realidad”, fenómeno imperante en la sociedad de nuestros días. Característica intrínseca del buen cine de terror de todos los tiempos, es saber detectar cuales son las inquietudes que palpitan en cada instante sobre la gran masa, para así abordar de frente estas tendencias cambiantes.
Es sin duda el film más de género que han realizado ambos directores. Como tal, acude a clichés mil veces vistos que, paradójicamente, se consideran imprescindibles para ser fiel a su naturaleza. El film no deja tregua al espectador, la tensión se mantiene constante durante todo el metraje, con picos máximos, que llevan a un final ejemplar con un plano secuencia de unos 20 minutos, durante los cuales, nadie quedará indemne.
Se estrenará el día 23 de Noviembre, tras una exitosa aceptación en un festival tan poco acorde con este tipo de cine como lo es la Biennale de Venecia, y tras recibir los premios de público y crítica, mejor dirección y mejor actriz en Sitges. Para esa fecha, ya habrá comenzado el remake yanki. Qué faltos de ideas están algunos y qué poco se molestan en disimularlo.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Zoo + Trigger Man

Amenazaba tormenta en Sitges, y como todos lo años, no se hizo esperar. Con un día tan gris, parecía normal que las dos primeras películas que había elegido para estrenar mi planning personal de esta edición, no aportaran ni tan siquiera un rayito de sol que alegrara el panorama. Más bien al contrario, a la salida de la proyección caían cubos de agua…y yo sin paraguas.
Una sesión doble donde se proyectaron Zoo y Trigger Man.
Zoo (Robinson Devor, EEUU, 2007) es un documental donde se exponen de manera soterrada los sentimientos y sensaciones de personas que practican el bestialismo, en un intento por comprender qué motivaciones se esconden tras esta parafilia. Se centra básicamente en el caso de un hombre que perdió la vida tras consumar relaciones sexuales con un equino, hecho clave que llevó a que se prohibiese tal práctica en Washington, donde hasta entonces no había ley alguna que contemplase tal hecho. Entre tanto, aquellos que investigan estos casos y hacen lo posible por salvaguardar a los animales.

Enseguida me vino a la cabeza el film Rohtenburg(Grimm Love Story)(Martin Weisz, 2006) que se presentó en la edición pasada del festival, en la que a través de internet dos personas con deseos antropofágicos, quedan para llevar a cabo aquello que anhelaban: uno de ellos ser comido y el otro comer a otro ser humano. En Zoo, al igual que en Rohtenburg, internet es el medio por el que estas personas se conocen y se reúnen para compartir sus más íntimos deseos. A pesar de una fotografía cuidada, y el tono intimista y discreto por el que Devor opta, los testimonios de aquellos que aportan sus voces pero no su imagen(por temor a posibles represalias), parecen no ser suficientes para mantener el interés durante todo el metraje.


Ti West vuelve a Sitges con Trigger Man, después de presentar en 2005 su ópera prima The Roost. En esta ocasión deja los murciélagos a un lado para contarnos la peripecia de un grupo de amigos que se adentran en un bosque ilusionados con la idea de pasar un día de caza. Pero como es de esperar, las tornas se vuelven y pasan a ser ellos la presa incauta de algún francotirador que parece divertirse mucho jugando al “corre, corre, que te pillo”. La idea es prácticamente idéntica a la que nos plantea El rey de la montaña (Gonzalo López Gallego,2007) que mantiene un pulso mucho más interesante y vertiginoso que esta. Ti West juega la baza de transmitir la sensación de normalidad y cotidianidad en una primera parte demasiado dilatada, para luego impactarnos cuando algo inesperado entra en escena. Rodada con cámara digital al hombro y bruscos movimientos, con la clara intención de dar percepción de cercanía, se trata de un engaño burdo, pues de esta manera pretende dar perspectiva subjetiva, cuando en realidad el cámara no está dentro de la historia, como ocurre en El proyecto de la bruja de Blair(Dan Myrick, Eduardo Sánchez, 1999) o en otras que se han podido ver este año en el festival, como Rec( Paco Plaza, Jaume Balagueró,2007) o Diary of the Dead(George Romero,2007). El acabado deja la falsa apariencia de film amateur sin que esté justificado en ningún sentido. Film de bajo presupuesto, que parece esforzado en esta seña de identidad.



sábado, 27 de octubre de 2007

Sitges 2007




Los días en Sitges han pasado. Sitges y su festival, en su cuadragésima edición. Días de cine y más cine. Ahora me sobreviene el típico síndrome post vacacional. La vuelta a la realidad después de una semana de pura ficción, es algo difícil de llevar. Algo así rezaba el spot oficial del festival:“40 años haciendo menos dura la realidad”.Pequeña pieza que se proyecta, para calentar motores, al comienzo de cada película, y que suele recordar a aquellos forasteros del lugar que, como yo, nos encontramos frente a un festival catalán donde gusta mucho decir esa coletilla de “festival internacional”, pero donde llevarlo a la práctica parece no agradar tanto. Después de asistir a cuatro ediciones consecutivas hay cosas que me siguen sorprendiendo muy a mi pesar. Que la programación de mano solo y exclusivamente esté disponible en catalán, o que se traduzca a algún invitado extranjero al catalán, son los típicos detalles por parte de la organización, que hacen mella en aquellos que ilusionados nos trasladamos a Sitges para saborear la magia que exhalan los kilómetros de película que esperan ser proyectados en esos días, para dar forma a ese espectáculo llamado cine, que debería unirnos a todos, en vez de distanciarnos.
Con el eje central dedicado a recordar una película como Blade Runner, esta edición prometía ser inolvidable. Después de 25 años, la película ha completado aforos en los diversos pases que han tenido lugar, lo que evidencia dos cosas fundamentales: que a pesar de los años transcurridos, la película sigue viva y que el número de cinéfilos por metro cuadrado congregados durante los primeros días de Octubre en Sitges, sobepasa cotas inimaginables. Y es que ver en la gran pantalla el último montaje de este film, en un formato totalmente digital, no es cosa para perderse. Las nuevas tecnologías han permitido revisar la cinta, mediante el aporte y la eliminación de pequeños detalles, orientados a pulir la imagen, que son casi inapreciables, hasta para el más denodado de los espectadores. Estas modificaciones fueron explicadas en un largo
post screening por el productor de esta nueva versión Charles de Lauzirika, el encargado de los efectos especiales Douglas Trumbull y el director artístico Syd Mead. Pronto tendremos en nuestras manos los numerosos dvds que formarán parte de la edición especial 25 aniversario, de donde podremos rescatar las cinco versiones que existen del film y todo lo que uno siempre quiso saber sobre Blade Runner pero nunca se atrevió a preguntar. Se echó de menos la presencia de Rydley Scott, como en la edición pasada la de David Lynch, en un homenaje a su filmografía y a Blue Velvet en especial, que resultó insulso e insuficiente. Por otra parte, el contar con la presencia de George A Romero, que recogió el gran premio del festival, amortiguó en gran medida la decepción por la ausencia de Rydley Scott.
Algo destacado este año es la abundancia de títulos españoles, lo que invita de nuevo a remover planteamientos y cuestionar por enésima vez el estado de crisis permanente del cine español, proporcionando un halo de esperanza al panorama, tras las estadísticas y encuestas varias que hace poco dejaban a la luz la pésima opinión del espectador medio sobre el cine made in Spain. Más en concreto, se ha dado una firme apuesta del festival por la cantera de nuevos realizadores nacionales, casi todos ellos provenientes del mundo ( ¿o debería decir submundo?) del cortometraje, con títulos como El orfanato de J.A.Bayona, que fue la protagonista en la inauguración, Los Justos de Manu Carballo, el film de animación Nocturna, de Víctor Maldonado y Adrià García, La habitación de Fermat, de Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña o Los Cronocrímenes de Nacho Vigalondo, entre otros. Pero la presencia de operas primas en el festival ha traspasado fronteras y se han podido ver trabajos como À l'intèrieur, de Julien Maury y Alexandre Bustillo; Danniponjin, de Hitoshi Matsumoto; First Snow, de Mark Fergus; Frontière(s), de Xavier Gens;; Joshua (El hijo del mal), de George Ratliff; The Nines, de John August; The Signal, de David Bruckner, Dan Bush, Jacob Gentry; Teeth, de Mitchell Lichtenstein y Tres Minutos, de Diego Lublinski.
Tras el abierto apoyo al cine español desde Sitges, todos parecíamos algo más optimistas y se comenzaba a hablar de una“nueva ola”. Sin embargo, todo esto vuelve a quedar en la sombra, tras conocerse el último despropósito por parte de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Su pretensión es la de suprimir la entrega de premios a los cortometrajes ganadores en la Gala de los Goya, en un intento por aligerar una ceremonia que siempre resulta plomiza, por más que se esfuercen. Yo, desde aquí, les sugiero que comiencen por deshacerse de los guionistas con los que cuentan, que destrozan el certamen año tras año, antes de dar el paso de retirar uno de los pocos apoyos que existen por parte de las instituciones competentes, a una plataforma como es el cortometraje, por la que han pasado en sus inicios todos los que ahora son aplaudidos en las alturas. La Academia ningunea a un sector, ya de por sí desprotegido, que son autores de auténticas obras de arte aunque su metraje sea menor. Todo esto es chocante y va a contracorriente. Hoy en día la única forma para poder ver cortometrajes es a través de internet o de los numerosas muestras que cuentan con un público interesado en este formato, que sin duda es cada vez más amplio. Por todo esto y algunas lindezas más, se ha abierto una web para formalizar esta queja que se hará llegar a la Academia, para que los señores académicos, que son muy dados a la reflexión, paren esta insultante iniciativa. Para los más despistados, aquí podréis encontrar más información y colaborar en la recogida de firmas: www. indignados.org .
En los próximos días haré un repaso de las películas más destacadas de Sitges 2007. ¡¡¡¡Permaneced atentos!!!!

sábado, 21 de julio de 2007

Fast Food Nation

Dirección: Richard Linklater. Interpretación: Greg Kinnear, Patricia Arquette, Bobby Cannavale, Paul Dano, Luis Guzmán, Ethan Hawke, Ashley Johnson, Kris Kristofferson, Avril Lavigne, Esai Morales, Catalina Sandino Moreno, Lou Taylor Pucci, Ana Claudia Tlanacón, Wilder Valderrama. Guión: Eric Schlosser, Richard Linklater.Producción: Jeremy Thomas, Malcolm McLaren. Música: Friends of Dean Martinez. Fotografía: Lee Daniel. Montaje: Sandra Adair. Diseño de producción:Bruce Curtis. Vestuario: Kari Perkins,Lee Hunsaker. Año: 2006 . Paises: USA, Reino Unido. Duración:114 min.
Hace tres años pudimos ver en Super Size Me cómo un suicida Morgan Spurlock se sometía cual cobaya a un experimento nutricional con el propósito de evidenciar los desproporcionados daños que suponen ingerir de manera habitual la comida basura que vende McDonalds, en los establecimientos apostados en cada una de las esquinas de las grandes ciudades, llamando la atención de los transeúntes con su particular payaso de sonrisa endiablada. En tan solo un mes, su hígado se convierte en paté, su estado anímico se ve modificado de manera radical y los médicos que le hacen el seguimiento levantan la bandera roja en señal de alerta.

Tras su visionado, hasta el más gordinflas comedor de McDonals hizo propósito de enmienda y dejó durante un tiempo de frecuentar las grasientas y mugrientas mesas de lugares semejantes. Pero por desgracia, los aditivos son demasiado fuertes, y con el tiempo se termina cayendo en la tentación. Sin embargo, la lucha por desenmascarar a los ambiciosos vendedores de hamburguesas-mata-sanos es incesante. Hace una semana se ha estrenado Fast Food Nation, dirigida por Richard Linklater, realizador de las originales Walking Life(2001) y A scanner darkly(2006), y de las románticas Antes del amanecer(1995) y Antes del atardecer(2004), entre otras, dentro de una filmografía irregular.
Fast Food Nation es un film de ficción basada en la novela homónima de Eric Schlosser que tuvo gran repercusión. Se llegó a convertir en el best seller de la contracultura. Parece que tiene todos los ingredientes posibles a partir de los que confeccionar un documental, sin embargo, tanto Linklater como Schlosser, contemplaron desde un principio la idea de mantener el modelo original de historia de ficción.

Tres estratos sociales diferentes, tan dispares entre si como los puestos de trabajo que representan y las labores que desempeñan dentro de la cadena de comida rápida Mickey´s: inmigrantes mejicanos que han atravesado la frontera a duras penas en busca de un trabajo honrado que les permita una vida mejor en “el país de las oportunidades”, conviven hacinados en una habitación junto con otros compatriotas mientras descubren que el trabajo que anhelaban se encuentra en un matadero donde lo que prima es la mano de obra rápida que permita la producción a espuertas de carne vacuna, sin tener en cuenta en absoluto ni las condiciones sanitarias del alimento ni la seguridad laboral de sus trabajadores
Estudiantes universitarios que trabajan preparando millones de hamburguesas que embucharán los consumidores de comida rápida, con el propósito se sacar algo de dinero mientas terminan sus estudios. Son conscientes de que la comida que sirven es basura, representan a una juventud que intenta ir más allá de lo que les intentan vender, están a favor de movilizarse e intentar cambiar en la medida de sus posibilidades un sistema que se adivina corrupto por los magnates que dominan el cotarro. Una juventud que se hace necesaria en la sociedad del engaño.

El personaje que interpreta Greg Kinnear, es un alto cargo dentro de Mickey´s, uno de esos ejecutivos comerciales que estudia a fondo el comportamiento humano para con su supuesta inteligencia y visión de mercado, poder engañar al consumidor de la manera más grotesca y vil, con tal de sacar unos beneficios más que considerables. Es consciente de que existe un alto porcentaje de excremento en la carne de sus productos, debido a su mala manipulación. Es decir, todo un experto en vender una mierda perfectamente envuelta, con aditivos que enmascaran el hedor que, característica intrínseca, cualquier mierda exhala.

El film cuenta con un buen número de cameos entre los que se encuentra su habitual Ethan Hawke, Patricia Arquette, Bruce Willis o Avril Lavigne, cuyas apariciones, parecen ser más un empujón al discurso aportando sus caras conocidas. Porque a pesar de la utilización de algunas imágenes fuertes que nos muestran la forma de sacrificar a los animales (que sin duda rechinan con el tono general de la cinta), queda la sensación de que los diálogos no son suficientemente contundentes, todo queda un poco a medias tintas, como si Linklater quisiera evidenciar la situación pero sin definirse, quedándose en la distancia, utilizando una serie de personajes que supuestamente representan la Nation que figura en su título, pero que se reducen a meros estereotipos.

Algo a destacar del guión es que gran parte de la acción está en manos del grupo de mejicanos, por lo que más de un tercio de la película está hablada en castellano, algo que no suele ser muy común en producciones americanas.

Sin duda, una excepción dentro de los estrenos estivales, que se enfrenta a la durísima competencia de coches que se transforman en androides, magos en plena pubertad, piratas con pluma que pierden tinta y ogros verdes malolientes.

domingo, 15 de julio de 2007

Mi vida sin mí



Cuando aflora la vena flagelante que una lleva dentro, en los momentos de pesadumbre y desazón, en los que es difícil encontrar consuelo, decide rescatar de entre su humilde filmoteca una película como Mi vida sin mí.

Aquí os dejo un pequeño fragmento, una reflexión con la que abre el film. Ann, la protagonista,se sirve de pocas palabras para describir la sensación de estar viva. Esas cosas, que por nimias que parezcan, desearías haber hecho antes de morir. Porque cuando hayas muerto, no sentirás nostalgia por aquello que no has sabido disfrutar a tiempo. Porque los muertos no sienten nada. Ni siquiera nostalgia.

"Esta eres tú. Los ojos cerrados, bajo la lluvia.
Nunca imaginaste que harías algo así.
Nunca te habías visto como…no, no se cómo describirlo, como…una de esas personas a las que les gusta la luna o pasan horas contemplando el mar o una puesta de sol.
Seguro que sabes de qué bien te estoy hablando.
O tal vez no.
Da igual, a ti te gusta estar así.
Desafiando el frío, sintiendo cómo el agua empapa tu camiseta y te moja la piel.
Y notar cómo la tierra se vuelve mullida bajo tus pies.
El olor y el sonido de la lluvia al golpear las hojas.
Todas esas cosas que dicen los libros que no has leído.
Esta eres tú. Quien lo iba a decir. Tú"