jueves, 1 de marzo de 2007

13 Tzameti


Lo más inmediato sería empezar hablando del argumento de Tzameti para situarnos un poco sobre qué tipo de película os insto a ver. Sin embargo, no lo voy a hacer. Uno de los puntos que, especialmente con determinadas películas, juega desfavorablemente a la hora de descubrirlas por primera vez, es sin duda, el haber leído sobre ellas. Tzameti(cuya palabra me resultó ya de por si toda una curiosidad, significa trece en georgiano, remarcando así su procedencia) es una de esas en las que es preferible entrar en la sala de cine casi sin saber qué es lo que vamos a ver. Si estáis a tiempo, hacedme caso, lo agradeceréis. En mi caso, solo con haber visto el cartel promocional y algún que otro fotograma, consiguió atraparme. Sin embargo, reconozco que no me conformé con eso, quise saber más, perdiendo así parte del atractivo que tiene el ir descubriendo a la par que el protagonista, la intrincada proposición que nos hace Géla Babluani en su ópera prima, que ha disfrutado de un gran éxito en los festivales más prestigiosos. Su atrayente blanco y negro es sin duda un acierto para este thriller cuya primera parte nos sitúa frente a unos personajes bastante extravagantes que mantienen unos diálogos desconcertantes y herméticos, por lo que se nos hace difícil dar con el cuerpo de la historia, y acomodarnos en la butaca sin antes encontrar un hilo de conexión entre todo ello.
Tzameti basa lo mejor de su esencia en la parte central del metraje, donde emerge la máxima tensión, proporcionándonos momentos de una gran angustia existencial, cuando vemos cómo el personaje principal descubre por fin lo que le esperaba en su arriesgada aventura, que le conduce a un lugar donde no hay cabida a lo de arrepentirse y dar media vuelta. Uno de esos descensos a los infiernos que también les ocurría a los jóvenes de Hostel o incluso a los de Intacto.
Recientemente y tras el éxito de Tzameti, Babluani ha dirigido junto con su padre Temour Babluani su segundo largo llamado La herencia, que ya ha comenzado a cosechar grandes premios entre los que está el premio especial del jurado en Sundance. Pero no todo iba a ser buenas noticias. A Babluani se le ha abierto el abanico de posibilidades, todo éxito viene acompañado de una lluvia de nuevas oportunidades (sobre todo económicas) y después de la presentación de sus dos primeros largos, ha aceptado dirigir el remake de Tzameti con un presupuesto de 20 millones de euros. Suele decirse que la falta de medios agudiza el ingenio, ¿realmente mejorará con una nueva versión a la millonaria? ¿Qué se le había quedado en el tintero? ¿No es demasiado joven desde un punto de vista artístico como para dedicarse a este tipo de menesteres? Si por algo destaca Tzameti es el buen aprovechamiento que hace de su guión y por su pulso narrativo. Ojalá decidiera plantear el remake como hizo Von Trier en sus Cinco condiciones a partir del corto El ser humano perfecto, aportando nuevos matices e invenciones a lo hecho anteriormente, sin quedarse en el mero calco, como se abunda últimamente, siendo la norma imperante a la hora de hacer un remake.
Por cierto, ¿se llamará 13 Thirteen?

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