domingo, 18 de marzo de 2007

La vida de los otros




Cuando George Orwell escribió 1984, recreó una sociedad totalmente sometida, gobernada por un poder supremo y absoluto, controlador de cualquier movimiento de unos ciudadanos oprimidos bajo una forma única de pensar, siempre a favor del partido, faltos de cualquiera de las libertades más básicas como pueden ser la de expresión o de asociación, siendo vigilados de forma constante para impedir cualquier propósito de rebelión, manteniéndose siempre alerta de alguna posible hostilidad hacia el régimen imperante.
Orwell había sido testigo de lo que ocurrió en la Alemania nazi y en el comunismo estalinista, lo que sin duda utilizó para desarrollar su novela. Treinta y seis años después de escribirla, curiosamente en 1984, justo antes de la caída del muro de Berlín, centra su historia La vida de los otros, película merecidamente ganadora del oscar a mejor película de habla no inglesa, de siete de los premios del cine alemán y de otros tres del cine europeo 2006.
En la Alemania del Este, la RDA, con la ayuda de la Stasi (el servicio de inteligencia) aboga por una sociedad socialista separada del capitalismo amenazante, asegurándose de que las actividades políticas de sus ciudadanos no fuesen incorrectas ni conspirativas. Especialmente son perseguidos y estudiados los artistas, considerados como librepensadores que pueden ser peligrosos por promover ideas alejadas de los intereses del partido. Gerd Weisler, uno de los trabajadores más infalibles de la Stasi, se enfrenta a una nueva misión en la que tendrá que vigilar al director de teatro George Drayman, que empieza a cosechar cierto éxito y a su novia, que es actriz. Durante todo el film vemos cómo Weisler desarrolla su trabajo, entremetiéndose en la vida privada de esta pareja, mientras que desde un desván escucha meticulosamente las conversaciones que tienen lugar en su casa, haciéndonos partícipes de las inquietudes y tejemanejes que se cuecen en el entorno más próximo de los artista, que cuentan con amigos que ya han sido coaccionados y no pueden ejercer su profesión, y de los altibajos que sufre su historia de amor. Sin embargo, la alta eficacia de Weisler se verá mermada cuando entra en juego su punto más humano. Tras ir conociendo a sus vigilados, su firmeza y análisis se irán desplomando poco a poco dejando paso a un cúmulo de sensaciones contradictorias, que sin dar más detalles, pudieran llegar a rozar, lo que en su día llamó Orwell “crimental”. Hay escenas memorables, pero me quedo con una: en la que Gerd Weisler se ve envuelto a través de sus auriculares por una pieza de piano que toca George Drayman, dejándose llevar por la emoción de escuchar algo tan hermoso. El arte es algo puramente humano que no nos puede ser arrebatado.
Toda historia siempre tiene al menos dos puntos de vista sobre los hechos que marcaron una época, y por norma, estos tienden a situarse en polos rematadamente opuestos. Sin ir más lejos, otra de las escasas películas que han decidido retratar cómo fue la vida en la RDA, es Good bye Lenin!, con personajes que vivían en esa Alemania Oriental, orgullosos de pertenecer al partido, de sus ideas socialistas, y con una firme postura de apoyo a la política de la RDA. De ambas películas se puede extraer una crítica a lo que fue un intento frustrado de comunismo, pero enfocadas de maneras muy diferentes.
Aunque no lo parezca, La vida de los otros es la ópera prima del director Florian Henckel Von Donnersmarck, que ha demostrado un alto nivel, destacando también en su trabajo como guionista. Uno de los aspectos que más ha cuidado es la fotografía, que a pesar de los constantes tonos grises, y la poquísima variedad de sus decorados, consigue imágenes de gran belleza, dando máxima importancia y protagonismo a las actuaciones, que sin duda son dignas de mencionar, sobre todo el complicado papel de Ulrich Mühe.
La vida de los otros no es una distopía como lo es 1984 o tantos otros títulos que han retratado sociedades subyugadas (Un mundo feliz, Fahrenheit 451,Walden Dos…), es una historia de gente real con miedo a ser ellos mismos y ser castigados por ello, miedo a ser leales a sus propios principios y anteponerlos frente a las consecuencias que les pueda conllevar. Lamentablemente, esta es una de esas historias que por semejanza, se puede extrapolar a muchas de las realidades que hoy en día siguen existiendo en otros lugares y aunque nos parezca algo ya superado, sigue teniendo vigencia.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Magistral crítica a la par que útil lección de historia e informativa lista de obras maestras ejemplares de la literatura. Eso son 3 pájaros de un sólo tiro. Realmente es una crítica cinematográfica la tuya de las más completas que he tenido el placer de leer, teniendo en cuenta y destacándolo además como otra excelente cualidad, el hecho de que no has necesitado y por tanto,no has utilizado, una gran extensión para elaborarla. Y aún así, el resultado es un análisis pormenorizado sobre historia, literatura, y por supuesto y lo más importante, cine.
Yo también he visto este excepcional film y me sumo a todas las alabanzas que le has dedicado e incluso le añadiría alguna más, pero no lo haré porque estoy seguro de que tan solo reiteraría algún aspecto ya tratado por tí, dado que, en mi opinión, siempre en mi humilde opinión, tocas todos los palos posibles
En fin, creo que la lista de loas hacia tu trabajo es más que aceptable, por este motivo no puedo comentar nada más...abusona no dejas nada para los demás! que más puedo decir que no haya sido ya dicho por tí, eh?? Pues eso, que me despido hasta la próxima crítica, más que abusona.

Laura Cárdenas dijo...

Me encanta la vida de los otros... me encanta la fotografía, las escenas y todo lo que ocultan tras cada una de las imágenes o de las palabras.

Es una lección de sabiduría lo que se esconde tras el buen "cartero"

Las mejores historias (como sucedía al final)... aun están por escribirse