
A pesar de estos antecedentes nada prometedores, decidí ir al estreno donde presentaron la película, tanto los directores, como el resto del equipo artístico. En Sitges se respiraba la expectación, todo apuntaba a que lo que íbamos a ver podía ser bueno de verdad. Antes de pasar a hablar más en detalle sobre la película, anticiparé algo sin titubear: Rec consigue algo que muy pocos han logrado en los últimos tiempos, dar miedo de verdad. Hacía mucho que no experimentaba auténtico terror frente a la gran pantalla. Tras decir esto, un consejo que suelo llevar a la práctica cuando me enfrento a un nuevo film, y más si es de género fantástico y de terror: no leer ni escuchar información acerca del argumento. Siempre es arriesgado, algunos no saben contener los dichosos spoilers.

En este caso concreto, la parte inicial guarda una especial inquietud y un enigma por el desconocimiento de lo que está ocurriendo. Tras una presentación en la que vemos a dos reporteros que se preparan para pasar una jornada con un equipo de bomberos y seguirles en las emergencias que surjan durante la noche, la alerta por fin salta y a través de la cámara que lleva al hombro uno de los reporteros somos testigos directos, vemos de primera mano lo que ocurre en ese edificio del que viene la emergencia. La cámara, que es un personaje más, es nuestro cordón umbilical, nos nutrimos de esos momentos que se inician justo ahí, en ese preciso instante en el que entra por nuestra retina. Por que este es uno de los ingredientes básicos para que la tensión vaya en aumento según avanza la película: la inmediatez.
Estamos inmersos en un mundo donde las noticias, nos llegan con una rapidez y facilidad pasmosas. En cualquier rincón aguarda un reportero para captar la noticia y hacernos partícipes de ella a través de imágenes. Sin imagen, no hay noticia. Una fecha clave en este sentido, fueron los atentados del 11 de Septiembre. No necesitamos que nadie nos contase cómo se habían desarrollado los hechos. Cada uno de nosotros, a miles de kilómetros, asistimos en primera persona a la colisión de esos dos aviones con las torres. Ese es el éxito. Mostrar lo nunca visto, mostrar la noticia según se está produciendo.
Rec está concebida bajo este concepto. Sentados en la butaca, somos partícipes de lo que está ocurriendo, somos el fin por el que esos periodistas deciden grabar todo lo que acontece en el interior de ese edificio. Quieren mostrárnoslo, hasta las últimas consecuencias. Y nosotros muy fácilmente adoptamos el rol. Lo que vemos resulta tan real y cercano, que entramos en el juego, es imposible no estremecerse. La cinta que vemos está en bruto, la labor de postproducción es mínima, por esta razón, los propios directores han emparentado el formato resultante de su trabajo más con Holocausto caníbal que con el Proyecto de la bruja de Blair.

Un aspecto importante para conseguir esa naturalidad y que el resultado fuese creíble, fue la elección de los actores. Se centraron en que tuviesen gran facilidad para la improvisación y en que fuesen caras desconocidas, que no pudiésemos asociar con otros papeles anteriores. En concreto, a la actriz principal Manuela Velasco, solo podríamos relacionarla con su trabajo previo de reportera en el programa Cuatrosfera.
La película está rodada de forma lineal. Los actores principales no llegaron a tener nunca el guión completo. Se enfrentaban día a día a situaciones desconocidas que iban sorteando sobre la marcha, de forma que gran parte de lo que ha resultado es improvisado. Sin duda, una propuesta arriesgada por el rigor de su planteamiento, mediante la práctica de un realismo exacerbado. Existe un entendimiento y un reflejo del mecanismo de lo que se viene a llamar “tele realidad”, fenómeno imperante en la sociedad de nuestros días. Característica intrínseca del buen cine de terror de todos los tiempos, es saber detectar cuales son las inquietudes que palpitan en cada instante sobre la gran masa, para así abordar de frente estas tendencias cambiantes.
Es sin duda el film más de género que han realizado ambos directores. Como tal, acude a clichés mil veces vistos que, paradójicamente, se consideran imprescindibles para ser fiel a su naturaleza. El film no deja tregua al espectador, la tensión se mantiene constante durante todo el metraje, con picos máximos, que llevan a un final ejemplar con un plano secuencia de unos 20 minutos, durante los cuales, nadie quedará indemne.
Se estrenará el día 23 de Noviembre, tras una exitosa aceptación en un festival tan poco acorde con este tipo de cine como lo es la Biennale de Venecia, y tras recibir los premios de público y crítica, mejor dirección y mejor actriz en Sitges. Para esa fecha, ya habrá comenzado el remake yanki. Qué faltos de ideas están algunos y qué poco se molestan en disimularlo.